5 jul 2010

Es el tiempo del folclor

Cuando en el mes de Junio de cada año se escucha en la alborada el primer volador que anuncia las festividades del Tolima, ese sonido se siente en el alma. El corazón se paraliza, esperando el segundo totazo, para convencernos que de verdad ¡Las fiestas ya empezaron!

En Natagaima, en Coyaima, Chaparral, Guamo, Purificación, Prado, en el Espinal, o en Alvarado, en el Líbano, Anzoátegui o en Armero, se siente igualito. Es un solo golpe acompañado del sonar de la tambora, los tiples, guitarras y bandolas, que nos hincha el espíritu de emoción. Y allí, todos a uno como Unamuno, nos identificamos, colocándonos el sombrero, el poncho y el rabo e gallo, como tolimenses, como hermanos, vamos en busca del tamal, la lechona, el viudo de pescado, el sancocho o el bizcochuelo degustándolos al tamborilear de las bandas papayeras que nos hacen vibrar con el aguardiente de caña o la mistela.

Eso es lo realmente hermoso...y cuando vemos a las gentes acompañar a sus reinas con sus comparsas autóctonas, solo pensamos en solidaridad, folclor y hermandad.

Por eso las fiestas jamás se pueden acabar....son la única oportunidad donde todos nos amamos. Se le olvida a uno que Chucho está de viaje y que quien manda es la rubia Mirella...y entonces se baja la guardia frente a la defensa de la corrupción que nos corroe.
¡Qué carajo....por ahora vamos a San Juanear o a Sanpedrear...aunque con nuestros impuestos quieran festejar¡

Y cuando despertemos de estas celebraciones tan hermosas....los mecenas que dicen gobernarnos regalan carro caro a su gestora...y tienen mansiones a punto de construir en Calambeo a costa de quienes se gozaron las fiestas. Pero de todas formas con o sin los órganos de control hay que gritar.... ¡iiiiii San Juan....!

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