4 nov 2010

ME VOY PARA CARTAGENA 
A VER UNA CIUDAD

Sí, aún cuando suene petulante, me voy para Cartagena. Pero aclaro que cumpliré un deber cívico al acompañar a la bella y carismática reina del Tolima,  Nicole Suarez Campos, aspirando a que nos traiga el cetro de Señorita Colombia tan esquivo desde que Edna Margarita Ruth Lucena nos concedió hace ya muchos años, esa dicha.
Y me voy a Cartagena a respirar aire puro, a caminar por bellas calles adoquinadas a la antigua que resaltan la historia apabullante de una ciudad   reconocida por la UNESCO como Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad, título que merece por su rico pasado, desde que fue fundada en 1533 por el español Don Pedro de Heredia, siendo el principal puerto del Caribe y uno de los polos de desarrollo industrial del país, especialmente en el sector petroquímico. Cartagena conserva intacta su arquitectura colonial que conmemora la época de la conquista, sus murallas y casas coloridas que son hoy algunos de los recorridos que el visitante no puede perderse. Otro llamativo son sus cristalinas aguas, y sus islas corozales donde se sumergen constantemente los amantes de buceo y donde toman un descanso con un baño de sol miles de personas.
Y viajo a encontrarme con una ciudad amable, donde sus gentes son abiertas y gentiles con los propios y turistas, donde si bien ha sido azotada por la corrupción de sus gobernantes, hoy en día cuenta con una alcaldesa ejemplar, ya la quisiéramos en Ibagué.
Voy a admirar cómo conviven lo colonial y lo moderno; dentro de las murallas a lado y lado de las calles estrechas hay hermosos portones y balcones florecidos y una romántica oferta de restaurantes y hoteles.
Observaré si existe algo parecido a la obra maestra de nuestro alcalde autista, como el sin terminar corredor cultural de la calle 10, o si existe un museo más exitoso que el del panóptico, y si hay tantos huecos como en mi ciudad, a pesar de tantas millonadas supuestamente gastadas en taparlos.
Preguntaré si llevan más de 10 años construyendo un acueducto alterno y a qué costo. Averiguaré si existe el porcentaje de la coima por contratos y si tienen un carrusel de contratistas como en mi ciudad amada.
Miraré los hospitales, para compararlos con el puesto de Salud del Sur, que hizo ganar a Chucho la alcaldía, para desgracia de una ciudad que merece un mejor tratamiento.
Trataré de saber de si de allí también llegan pobres y paupérrimos sus gobernantes y secretarias estrellas, y salen con lujosos apartamentos y vehículos, sin contar las ingentes sumas de dinero en Panamá y otras latitudes.
Miraré el mar y cuestionaré a Dios, del porqué el trato discriminado que nos da a varias ciudades Colombianas, no sólo por sus bellezas naturales, sino por algunos mandatarios que nos ha tocado padecer y que hacen que mientras Cartagena progresa, Ibagué siempre queda al rezago de ciudades intermedias.
Espero encontrarme con la primera Gestora de Ibagué, esperando que esa bella ciudad, le sirva más que la clínica de reposo donde estuvo recientemente recluida, por culpa de un alcalde autista, arribista, narcisista, machista y ante todo pésimo administrador.
Viajo a Cartagena a descansar de tanta, tanta corrupción que todos los días escucho en los noticieros y que me colman de tristeza por un pueblo sufrido que se lo están robando en varias esferas gubernamentales, sin que los órganos de control, ni el Moralesrussi municipal, hagan algo para evitarlo.
Viajo pues a Cartagena también…a descontaminarme.