El acuerdo aprobado por el Concejo sobre “El día sin carro y sin moto”, carece de los más elementales estudios técnicos, de diagnóstico, de impacto económico y de viabilidad.

Si como lo sostuvo el secretario de Tránsito, se realizan en un día típico 684 mil 759 viajes, de los cuales el 40,3 por ciento se hace en transporte público colectivo, el 7,9 por ciento en automóvil, el 32,5 por ciento en medios no motorizados y el 19,5 por ciento en otros modos, incluyendo la moto que representa el 10,5 por ciento del total ¿no es una cifra insignificante como para adoptar tamaña medida restrictiva?
En ciudades como Bogotá, la administración realizó en el año 2000 una consulta popular, conforme a la ley 134 de 1994 sobre el día sin carro, que le dio el soporte requerido y la necesaria socialización para la obligatoria participación ciudadana frente a una medida tan drástica y restrictiva de derechos fundamentales.
Allí, obedeció a un juicioso estudio ejecutado por expertos en el tema, que se denominó “Diseño de alternativas para un programa integral de la demanda de transporte para la ciudad de Bogotá”, Informe que contiene la evaluación de estrategias y acciones de MDT realizadas en el pasado, un análisis de experiencias internacionales de MDT, un programa integral del Manejo de Demanda de Transporte de acuerdo al abanico de cinco alternativas con sus actividades, acciones, estrategia, actores y sus respectivos replanteamientos, la priorización de las alternativas con base en las visualizadas (impacto, viabilidad, efecto y costo), basados en recomendaciones ponderadas del Banco Mundial, utilizando ampliamente información y textos, traducidos por el consultor, que aparecen en “TDM Encyclopedia” del Victoria Transport Policy Institute y World Bank, Cities on the move: “a world bank urban transport strategy review, 2002”. O el tratado temático de Cracknell, John A, “Experience in Urban Traffic Management and Demand Management in Developing Countries, Worlbank, 2000, o el de “Experience in Urban Traffic Management and Demand Management in Developing Countries, Worlbank, 2000”.
Me imagino que tanto los concejales proponentes del absurdo acuerdo, como el ponente, el alcalde, el secretario de tránsito y el de planeación ya conocen y analizaron todos estos estudios, y los aplicaron a nuestra ciudad, previamente a aprobar una norma de tal magnitud.
Dentro de viables conceptos de planeación, es altamente deseable la consolidación de nuevos centros o ciudades dentro de la ciudad, que permitan la realización de un número importante de viajes dentro de ella; este tipo de estrategia puede contemplar la construcción de equipamiento urbano dentro de la misma zona: iglesias, comercios, colegios, guarderías, restaurantes, bancos, desestimulando el uso de vehículos.
Pero nosotros estamos demasiado atrasados en todo ello, en donde además, no existe estudio alguno que recomiende la medida, la analice y brinde las pautas de su implementación adecuada.
Continuando Ibagué con esa alta tasa de desempleo, sin calles transitables, sin transporte masivo, con semáforos locos, sin autoridad de tránsito, sin vías peatonales ni ciclorutas, no se a que mentes brillantes se les ocurrió tamaña idea, con el impacto socio-económico que ello conlleva y cuyo análisis es igualmente quimérico.