22 may 2011

EL SINDROME DE LA CORTE
Por Germán Barberi Perdomo
Definitivamente a pesar de que llegaron unos nuevos Magistrados, la Sala Penal de la Corte Suprema, no se ha repuesto del estigma que les representó la denuncia de haber sido supuestamente permeados por Georgio Sale, famoso por sus incursiones en el mundo social hasta hace pocos años, socio de Salvatore Mancuso y piedra de escándalo por sus aproximaciones a algunos magistrados de la Corte.
Como se sabe, Giorgio Sale llegó a desarrollar en Colombia una activa gestión empresarial, al punto de que sus negocios: La Enoteca, Made in Italy, Vinería italiana, entre otros, llegaron a convertirse en el centro de la vida social en Barranquilla, Cartagena y Bogotá. Y en medio de este cabildeo, el audaz empresario italiano logró hacerse a la amistad de varios magistrados de las distintas Cortes, razón por la cual surgieron sospechas sobre la conducta de algunos de ellos. Hubo regalos, agasajos y estas relaciones dejaron en tela de juicio a algunos juristas.
Después fue el empresario huilense Ascencio Reyes Serrano quien tuvo nexos con el extraditado narcotraficante José María Ortiz Pinilla, alias Chepe Ortiz.
De Ascencio se recuerda que financió, a través de su empresa Viajes y Turismo Basan & Cía. Ltda.,  homenajes a los jerarcas de la justicia sin que resultara claro ni su interés personal ni sus abultadas cuentas bancarias. Se habló de vuelos chárter para los magistrados pagados por este hombre, hacia el homenaje que se le brindaba en Neiva, al entonces presidente de la Corte Yesid Ramírez Bastidas, incluyendo un regalito del reloj Rolex que usaba junto a  la toga con que impartía justicia.
Ello fue el inicio del choque de trenes entre dos de las ramas del poder público, representado de un lado por algunos Magistrados y por el otro, por el ex presidente Uribe, lo cual ni fue bueno para el país, ni para lo que en forma extraña, aún vemos como secuelas que pueden causar gravísimas consecuencias a toda una patria, que no tiene por qué pagar las consecuencias de un enfrentamiento absurdo, injurídico y además estéril.

Y es que es grave, el reciente fallo de la Corte en el caso del ex parlamentario Wilson Borja, investigado como supuesto auxiliador de las FARC, en donde se determina que  los archivos del computador del abatido terrorista Raúl Reyes, dado de baja en un campamento en la zona de Angostura, Ecuador, en marzo del 2008, fueron recolectados por militares que no tenían funciones de policía judicial y que las autoridades colombianas violaron un acuerdo que existía con Ecuador, para realizar operaciones militares en la frontera, y que ninguna autoridad corroboró las denuncias que publicaron los medios sobre el contenido del computador del asesino de las Farc, concluyendo que por ello, esas pruebas no eran válidas, por ilícitas.

Y es grave por cuanto al decirse de conocedores sobre el tema, ello representa un retroceso para Colombia en su natural y obvia lucha contra el terrorismo que nos corroe y que se ha acrecentado con la salida de Uribe y la llegada de Santos.

Se ha entendido dicha posición de la Corte, no como jurídica, sino retaliativa en contra de Uribe, sin que se sopesaran las reales consecuencias de su determinación a todas luces desfasadas y nefastas, como quiera que ya Venezuela y Ecuador, - comprometidos a través de sus dictadores gravemente en dichos correos- , salieron a festejar, al igual que lo deben estar haciendo Cano y sus secuaces.
No se entiende cómo si dichas pruebas fueron incautadas en una operación militar debidamente ordenada y coordinada por quienes Constitucionalmente tienen la responsabilidad y el manejo del orden público, con pleno derecho y con funciones diáfanas de atacar a quienes atentan contra la seguridad de todos los Colombianos, la cadena de custodia fue respetada, si la Interpol certificó su autenticidad, corroborados por otros computadores igualmente obtenidos en operaciones de defensa, como los de Jojoy, con videos y testimonios de reinsertados, ahora se acude a leguleyadas para descalificar lo importante que se encontró en dichos discos duros, los cuales ni siquiera han podido ser desvirtuados por quienes allí figuran.
Pruebas que han sido aceptadas por gobiernos extranjeros para lograr capturas en orden de salvaguardar al mundo del terrorismo, ahora para un puñado de insignes juristas, no valen nada, en posición que – indiscutiblemente- los colocará en la mira de toda una comunidad globalizada, incluso de la Corte Penal Internacional, por posibles conductas y decisiones judiciales arbitrarias, que pueden ser consideradas como delitos de lesa humanidad, dadas sus consecuencias.
¿Cuántas muertes más de colombianos debemos padecer, para que por fin se trate por parte de la Corte con igual rasero a los auxiliares de la parapolítica, con los de la Farc-política? ¿O será que ello no existe?
Quisiera saber que dirá la Corte de los Estados Unidos y la juridicidad mundial sobre los computadores confiscados a Osama Bin Laden, en donde en forma idéntica fueron incautados en operación militar, en país extranjero sin su anuencia.
¿O será que nuestros ilustres Magistrados son más papistas que el papa?
¿O simplemente se trata de infames venganzas tardías que redundan en contra de todo un pueblo?
La historia será la única que dilucide este paradigma…

13 may 2011

Y CUANDO LLEGARAN A IBAGUE?
Por GERMÁN BARBERI PERDOMO
Realmente no sé si estoy sufriendo del “Alemán”, pero en mi vida, que recuerde, no  había visto tanta corrupción en mi patria ni en el terruño. Hay sólo dos explicaciones: O no existía, o simplemente no era descubierta por la autoridad.
La primera disquisición, me parece baladí, porque si bien no estoy de acuerdo con la desafortunada frase de uno de los Nule de que la corrupción es inherente al ser humano, sí debo decir que ha sido una constante en la propia historia de la humanidad, sin que ello sea excusa para permitirla o cohonestarla.
lord Acton
“El poder tiende a Corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente". La sentencia pertenece a lord Acton, y no deja espacio para la duda: “desde que existe el poder existe la corrupción”. Fatalmente, están ligados entre sí. Esta peste, de la que hoy tanto se habla, es casi tan vieja como el hombre; tuvo que haber aparecido unos días después de que nuestros primitivos abuelos abandonaran eI sistema de hordas para constituirse en tribus”.

La historia parece darle la razón a lord Acton. El primer acto de corrupción documentado se remonta al antiguo Egipto. Así lo registra un papiro datado en la XX Dinastía, durante el reinado de Ramsés IX (1142-1123 a de C.). En ese documento se detallan las vicisitudes por las que atravesó Peser, funcionario del faraón, por haberse atrevido a denunciar los negocios sucios de Pewero, otro funcionario de alto rango. Pewero se había asociado con los profanadores de tumbas y, haciendo la vista gorda a esos robos, obtenía suculentas ganancias. Además de ladrón, era astuto: en dos oportunidades pudo anular las pruebas presentadas por Peser y lo sometió a las peores burlas públicas. Finalmente, por lo que da cuenta el papiro, el bien triunfó sobre el mal: Peser recuperó la honra perdida y Pewero fue duramente condenado. 

También Grecia, la cuna de la civilización occidental, tuvo que soportarlos. Aristóteles en su "Constitución de los atenienses" se refiere a cierto episodio que protagonizó Solón, uno de los siete sabios griegos. Dracón, su antecesor, había cometido algunos errores económicos; con el propósito de corregirlos, Solón decidió abolir las deudas contraídas hasta ese momento. Hubo quienes se enteraron de esa medida antes de que se pusiera en práctica y de inmediato solicitaron préstamos para comprar tierras. ¿Quién les dio la información que les permitió enriquecerse perversamente? Sin duda, alguien que estaba muy cerca de los altos mandos de la república. No es casual que los griegos hayan acuñado la palabra "cleptocracia" (de "kieptes" = ladrón, y "cratos" = poder) para definir a aquellos gobiernos ejercidos por delincuentes.

Podríamos seguir con Roma en donde la pequeña aldea que fundara Rómulo en el 753 antes de Cristo se convirtió tres siglos más tarde en el mayor centro de poder que tuvo la Tierra. Por entonces su grado de corrupción era tan grande que, según señala Paul Veyne en "El Imperio Romano": "No había función pública que no fuese un robo organizado mediante el cual los que ejercían el mando esquilmaban a sus subordinados y todos juntos explotaban a los administrados (...)” El propio cargo de emperador llegó a comprarse por dinero, ése fue el punto más alto de la corrupción; después vendría la inevitable decadencia. Los más encumbrados héroes de la Roma Imperial -desde Escipión, "el africano" hasta el propio Julio César- se vieron complicados en actos corruptos.

Como queda claro, la corrupción no es nueva ni los métodos para lograr esquilmar los dineros del Estado, que son de todos… y no por ello debemos desfallecer, al contrario, hay que buscar los medios para aniquilar esa maldición.

Y es corrupción no sólo adjudicar contratos a dedo, o los llamados chaleco, tan de moda en nuestra tierra con los carruseles de contratistas que se hicieron durante 4 años con la Gestora Urbana; cobrar coimas como es una constante en Ibagué, (de frente sin ruborizarse); expresar que se llega a un cargo para salir de pobre,  (como lo dijera ciertas yerbas en Ibagué); adquirir implementos que para nada sirven cuando se trataba de posible solución para el agua vital de los ibaguereños; negar progreso a una ciudad que tanto lo necesita en solución de transporte masivo, porque el ofrecimiento no conllevaba regalías personales; cobrar por traslados de maestros; tener nóminas paralelas innecesarias; adquirir propiedades a nombres de terceros; construir clínicas privadas en otras ciudades con dineros mal habidos; negociar por valores mayores y mermar así, por unos pesos hurtados, la comida que se ofrece a niños, y podría seguir porque la lista es casi infinita…
Y lo dijo el Procurador ayer: “existe una privatización de la concepción de lo público y al respecto afirmó: “ese es el paradigma sobre el cual el funcionario se sirve de su función y no ejerce su función para servir al interés general, al bien común”.
Señaló que en los actos de corrupción se evidencian tres actores: el funcionario, el particular y la sociedad civil, que sufre las consecuencias de esos actos de corrupción: “Con las altas cuotas de corrupción, menos hospitales, menos carreteras, menos servicios públicos”.
Respecto del papel de los organismos de control, reiteró que se deben escoger los casos paradigmáticos de corrupción, de acuerdo con sus consecuencias sociales, jurídicas, económicas, respetando el debido proceso y el derecho a la defensa, pero dando una respuesta oportuna a la sociedad civil.
“Si hay algo catastrófico en una sociedad, es percibir que la corrupción se hizo crónica, es decir, que es imposible combatirla eficazmente. Y para reconstruir esa credibilidad perdida, se requiere dar resultados frente a casos paradigmáticos de corrupción”.

Quienes denunciamos el hurto de que estamos siendo objeto en Ibagué, somos estigmatizados, se nos busca algo, para intentar - sin lograrlo - acallarnos, cuando los hampones obtienen con el poder del dinero oficial comprar algunos medios de comunicación, que sólo hablan de las quimeras, pero jamás dan a conocer a la opinión, lo que realmente está sucediendo, siendo ello una muestra además de corrupción, de la pobreza del periodismo que aquí, con excepciones se ejerce. Y no me refiero sólo a algunos noticieros en la radio, sino al infame disque “diario de los tolimenses”, pasquín de medio pelo, de odios compulsivos fruto de la esquizofrenia de su director, que no hace mella por su escasísima circulación.

Por ello mi pregunta del inicio: ¿Cuándo LLEGARAN A IBAGUE LOS ORGANOS DE CONTROL QUE EXISTEN EN BOGOTA Y EN EL RESTO DEL PAIS???? PORQUE AQUÍ SIMPLEMENTE NO EXISTEN. 

8 may 2011

LA TEORIA DE LAS VENTANAS ROTAS
Por Germán Barberi Perdomo
Transcribo por considerarlo de interés este correo:
“El ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani estuvo en Colombia y le concedió una entrevista a la periodista Paola Ochoa, quien le preguntó qué hacer frente al problema de inseguridad en las grandes ciudades. Giuliani respondió haciendo referencia a la “teoría de las ventanas rotas”… ¿De qué se trata esta teoría?
En 1969, en la Universidad de Stanford, el profesor Philip Zimbardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos idénticos, de la misma marca, mismo modelo y hasta mismo color; abandonados en la calle. Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio.
Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser desvalijado en pocas horas: se perdieron las llantas, el motor, los espejos, el radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no, lo destruyeron.
En cambio, el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto. Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí: cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores decidieron romper un vidrio del automóvil de Palo Alto, California. El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx de Nueva York y el robo, la violencia y el vandalismo terminaron por dejar el vehículo en el mismo estado que el del barrio pobre.
¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo?
No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología, con el comportamiento humano y con las relaciones sociales. Un simple vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación; que va rompiendo códigos de convivencia y deja la sensación de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que todo vale nada. En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling) desarrollaron la ‘teoría de las ventanas rotas’, misma que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.
Si se rompe un vidrio en el ventanal de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás.
Si una comunidad exhibe signos de deterioro, y esto es algo que parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si se cometen ‘esas pequeñas faltas’ como estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja y estos comportamientos no son sancionados, entonces comenzarán a desarrollarse faltas mayores y luego delitos cada vez más graves. Si los parques y otros espacios públicos son deteriorados progresivamente y nadie toma acciones al respecto, estos lugares serán abandonados por la mayoría de la gente y serán progresivamente ocupados por los delincuentes. La respuesta de los estudiosos fue más contundente aún, indicando que ante el descuido y el desorden, crecen mucho los males sociales y se degenera el entorno cualquiera que éste sea.
Tan solo tomemos un ejemplo en casa: Si un padre de familia deja que su casa tenga algunos desperfectos, como falta de pintura en las paredes, puertas en mal estado, falta de limpieza, malos hábitos alimenticios, malas palabras, falta de respeto entre los miembros del núcleo familiar, etc., entonces poco a poco se caerá en un descuido de las relaciones inter personales de los familiares y a su vez comenzarán a crear malas relaciones con la sociedad en general. Esa puede ser una hipótesis de la descomposición de la sociedad colombiana: la falta de apego a los valores universales, la falta de respeto de la sociedad entre sí, y hacia las autoridades (extorsión y soborno) y viceversa, la corrupción en todos los niveles, la falta de educación, la ausencia de formación de cultura ciudadana y la falta de oportunidades, han generado un país con muchas ventanas rotas y nadie parece estar dispuesto a repararlas.
La solución a este problema yo no la tengo, pero he comenzado a reparar las ventanas de mi casa, estoy tratando de mejorar los hábitos alimenticios, les he pedido a todos los miembros de la familia que evitemos decir malas palabras y también hemos acordado no mentir. Así mismo hemos decidido aceptar las consecuencias de nuestros actos con valor y responsabilidad pero sobre todo, dar una muy buena dosis de educación a nuestros hijos.
Con esto y con la ayuda de Dios espero comenzar a cambiar en algo lo que antes hubiera hecho mal, he soñado que los míos algún día repitan esto, con la finalidad de que los hijos de mis hijos, o los nietos de mis hijos vean una nueva ciudad y un nuevo país sin ventanas rotas”